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Menstruar: ¿un derecho o un lujo?

Aggiornamento: 25 nov 2020

#MiReglaMisReglas: la campaña para el derecho a menstruar de las mexicanas



En Europa todas las mujeres ganamos bastante dinero para comer, vivir en un apartamento y comprar productos necesarios para la higiene íntima. Pero a veces no nos damos cuenta de la suerte que tenemos. Alrededor del mundo, hay personas que harían cualquier cosa para tener nuestro tenor de vida y nuestras posibilidades económicas. Según las estadísticas de 2018, la tasa de riesgo de pobreza en Europa es del 17%. Si comparamos este dato con el de otros países, como por ejemplo los de América Latina, podemos observar una diferencia sustancial: en 2019 el porcentaje de pobreza hispanoamérica era del 31%, casi el doble de aquel de Europa. En estas naciones, miles de mujeres y de niñas tienen que decidir entre comprar la comida o productos de necesidad básica, como compresas y tampones, imprescindibles para el aseo femenino.


En Italia el IVA para estos bienes es del 22%, uno de los más caros de Europa. En cambio, los artículos para el aseo masculino, como navaja y espuma de afeitar, tienen sólo el 4% de impuesto, porque son considerados bienes de primera necesidad. Esta desigualdad no tiene ningún motivo lógico.


En Escocia entendieron que todas las mujeres tienen derecho a procurárselos. Por lo tanto, el parlamento aprobó una ley que garantiza productos de higiene femenina. Sin embargo, estos productos siguen teniendo un impuesto del 5% que no se ha podido abolir porque la Unión Europea considera estos productos “de lujo”.


Acorde con estos pensamientos, la senadora argentina Miriam Boyadjian, del Movimiento Popular Fueguino Cambiemos, presentó un proyecto de ley aún más ambicioso: la provisión obligatoria gratuita de compresas higiénicas, tampones y copas menstruales, aún más porque pueden ser desinfectadas y reutilizadas, a adolescentes y mujeres en situación de dificultad económica. Efectivamente, en Argentina el 51% de los ciudadanos son personas menstruantes que tienen derecho de tener acceso a esos productos de primera necesidad.


También en México, la diputada Verónica Juárez Piña del Partido de la Revolución Democrática (PDR), propuso expendedoras de toallas sanitarias gratuitas en las escuelas públicas de todo el país, desde la educación primaria hasta la educación superior, para las chicas de bajos recursos, junto a campañas de información sobre la menstruación y una tasa cero de Impuesto al Valor Agregado (IVA) a toallas femeninas compresas y tampones. La legisladora explicó que estos productos de aseo personal son un lujo en el mercado y representan una desventaja para mujeres con bajos ingresos. De hecho, muchas niñas no están preparadas para la llegada de la menstruación, con miedo a mancharse, a los malos olores, la marginación social y las prácticas inadecuadas de higiene menstrual, lo cual repercute en 40% de las ausencias en clases de las chicas en edad de menstruar.


En octubre de este año la diputada Alessandra Rojo de la Vega, del Partido Verde en la Ciudad de México, presentó la iniciativa “Menstruación Digna”, que seguía las huellas a la de Veronica Piña. El objetivo de este proyecto es garantizar a todas las mujeres y niñas con escasos ingresos el acceso gratuito a productos para el aseo femenino. La motivación principal de esta idea es el alto número de ausencias de las mujeres de las escuelas, del trabajo y, en general, de todas las actividades habituales porque no consiguen enfrentar la situación con dignidad. En México existe incluso el “impuesto rosa”, un coste adicional a los productos femeninos sólo porque son para ellas, al que hay que añadir el IVA. Teniendo en cuenta que la mitad de la población está en situación de pobreza, o sea tiene una renta diaria mínima inferior a 100 pesos (4 euros), que gastan para comer. Como las toallas y los tampones cuestan 200 pesos, no tendrían que comer durante dos días. Así que, muchas mujeres tienen que enfrentar la menstruación sin el mínimo indispensable, utilizando prácticas inadecuadas. La más común es usar productos caseros como trapos o trozos de camisas, pero esa costumbre puede llevar a problemas de salud, desde infecciones en el tracto urinario hasta cáncer.


Sin embargo, la Cámara de Diputados desechó la iniciativa. En respuesta las mujeres mexicanas han creado una campaña con el hashtag #MiReglaMisReglas, una protesta en las redes sociales a favor del proyecto que consiste en subir una foto con los dedos manchados de sangre (algunas usaron pintura). La primera en hacerlo fue la misma Alessandra Rojo, que antes denunció con un vídeo en Twitter el Estado, que tendría que disminuir las desigualdades para favorecer la calidad de vida de miles de mujeres, ya que la menstruación no es un gasto optativo ni un lujo, y después con una fotografía en su Instagram.



Otras influencers se sumaron a la protesta. Nabile Ahumada escribió que la menstruación es un proceso natural de nuestro cuerpo, pero sigue siendo un tema tabú y hasta da vergüenza. También Marisol de la Fuente y Pamela Moreno dieron soporte a la iniciativa añadiendo que menstruar no tiene que ser un privilegio y no es algo que las mujeres eligieron.


Estamos hablando de un problema de equidad de género: todas las mujeres y las niñas tienen derecho a vivir el periodo de menstruación de manera digna, usando los productos adecuados, para evitar prácticas antihigiénicas, que podrían llevar a graves problemas de salud.


Sara Pietrini 3CL

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